domingo, 13 de junio de 2010

La verdad es inextinguible

 "La verdad puede ocultarse, pero no extinguirse." Frank Lloyd Wright (1867-1959)

En el trasfondo repicaba un cuchillo sobre un madero o un mármol. Bajo su filo, triturado, algún preparativo para un suculento manjar, aderezado por una conversación amena entre dos futuros comensales, pero que había sido interrumpida por una llamada inoportuna.

Al otro lado de la línea telefónica, una mujer se debatía entre las dudas y lo desconocido.  Esa tarde, una fuerza ajena a ella, la impulsó a marcar el número de aquel hombre a quien jamás se había atrevido a llamar.

Entre los repiques del cuchillo, una aparente estática, un nombre equivocado, y un "nosotros" -que sonó a muchedumbre- deshicieron doce meses de silencio.

La conversación fue algo incomoda, tan distinta a todas las anteriores. Permeaban la superficialidad y la falsedad.  A una despedida apresurada siguió otra promesa que también sería rota.

El silencio se extendíó a través del desierto hasta alcanzar a ese ser sediento de escuchar esa verdad latente, que le carcomía el alma, y ahora sabía, nunca escucharía.

3 comentarios:

  1. Mundos paralelos, historias paralelas. Un hilo teléfonico que es el puente que une a ambos mundos y a ambas historias...

    Y a ambos lados la vida sigue..., como siempre.

    Oh, sí que el suspenso y el misterio tienen su encanto...

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  2. La vida sigue, pero hay algo que nos ha dejado, ¿no? Ya no somos los mismos, cada persona que llega a a nuestras vidas se lleva algo de nosotros y nos deja algo suyo...

    Las despedidas son inevitables en la vida, pero cuando se habla con la verdad la recuperación -para mí- es mucho menos dolorosa, porque me ahorra el dolor de saber que no se te ha tenido en consideración como persona, es decepcionante. Es una conducta poco honorable -a mí parecer. La salida es inevitable, pero la puerta por la que sales puede hacer la gran diferencia...

    Saludos Fer.

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  3. Si la vida es capaz de sorprendernos, ¿porqué no las personas y porqué no nosotros mismos que formamos parte de la vida?

    Tal vez y la sorpresa sería, no asombrarnos de nuestra capacidad de sorpresa en este mundo tan impredecible.

    La suerte sería poder contar con algunas más en nuestro bolsillo, a la espera de que las mismas en vez de entristecernos nos alegren la vida y nos alivien en algo las penas acumuladas del alma y del corazón...

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